Los padres de Doom Metal arrancan con una marcha fúnebre, donde llevan a Messiah Marcolin a su tumba cuando de repente un sombrio riff nos hace agarrarnos fuerte a la silla. Por alguna razón la oscuridad te rodea, te sientes nervioso, se te eriza la piel atraído por esa voz melódica pronunciando letras profanas al ritmo de una batería de ultratumba. El el minuto 4:35, uno de los mejores solos que escucharas jamás, sometido a la ingravidez de la base rítmica en un cambio de tercio memorable, retorciéndose la guitarra de Lars entre escalas arabescas para gozo nuestro. El estribillo, pese a su simpleza, no sólo no se olvida, sino que no parará de resonar en tu cráneo. Despiertas, quieres recomponerte, volver en sí, pero ya sientes que no puedes. Tu estas.... Embrujado!!!
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